Para esta aventura, en la montaña más intimidante y misteriosa que habita mi alma, había preparado unos breves momentos de oración. Elegí cuidadosamente la historia de Moisés en los relatos de la tradición judía. La paradigmática historia del Éxodo ubica episodios decisivos en la cumbre de las montañas donde habita Yahvé. A encuentros íntimos, místicos y de enorme impacto social, convoca Dios a Moisés. El escenario elegido es la cumbre cubierta por las nubes: o sea, la morada de Dios. Parece que la cumbre es donde Dios habita. Pero, además, son las nubes las que revelan que Dios está en su casa. Así que, además de llamar a Moisés al encuentro, Yahvé advierte que nadie puede subir mientras él está en las nubes de la cumbre. El transcurso de los días de la aventura Llullaillaco, nos fue revelando un mensaje de indudable claridad. No hubo dudas de lo bienvenidos que éramos: En el tercer día de creciente intimidad con el Llullaillaco, tampoco quedaron dudas de hasta dónde podíamos llegar.
Turbante noche sigo despierto y sé que el diablo frecuenta soledades La canción de Gustavo Cerati, Verbo carne , que aparece en el disco Bocanada , dice más cosas que no poco tienen que ver con el agobiante y trastornado universo del solitario. En la soledad -el desierto, el silencio, el retiro...- habita la divinidad. De eso saben los hombres y mujeres testigos de lo religioso en la historia humana. Pero, también en la soledad pueden aparecer nuestros demonios. Diablo, noche, insomnio, son algunas de las palabras que bien describen lo mucho que nos pueden perturbar las “soledades”. Sobre la soledad ya habíamos compartido algo. La experiencia habitual de la soledad es de enorme valor para la persona -también para la sociedad como repercusión comunitaria de lo personal-. Nos conocemos, nos hacemos, nos construimos, constituimos y consolidamos, en la soledad. Sin soledad es imposible alcanzar la propia plenitud. Pero, también soledad refiere algo negativo que puede ir derrumbando lo
Tedio es el hastío de la vida. Hay muchas palabras que son sensaciones, sentimientos, experiencias interiores, para describir el tedio: aburrimiento, cansancio vital, depresión y tristeza, desánimo, desaliento, desilusión, disgusto y displacer, indolencia, desasosiego, el “mal de vida” -en palabras de Miguel de Unamuno-… Son muchos nombres para una experiencia muy compleja y de muy malas consecuencias. En el tedio hay una honda sensación de fracaso ante la vida, de sinsentido. Hay una sensación de ausencia de futuro. No de incertidumbre o miedo al futuro sino, peor, su ausencia significativa. Connie , en la historia de El amante de lady Chatterley , le explica a su hermana que no está enferma, “tal vez estoy aburrida”. Pero es un aburrimiento que la está consumiendo, que le está agotando las energías vitales. Por eso, luego de una revisión, el médico concluye que “no puede seguir así”. Y le prescribe, enfáticamente: “¡La depresión! ¡Evite la depresión!”. El tedio se parece o quizá se
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